Ekain Larrinaga es Técnico de Intervención Comunitaria (Inmigración e interculturalidad) del Ayuntamiento de Getxo.
Agradezco la ocasión que me ofrece el proceso participativo Thinking Fadura para compartir una mirada técnica con gafas interculturales. Se trata de una oportunidad para la comunidad getxotarra que, en su conjunto y en su diversidad, podrá trabajar por un objetivo común: el diseño de un lugar para el esparcimiento, el ocio, el deporte y, sobre todo, un espacio para el encuentro entre los vecinos y vecinas del municipio. Crear las condiciones para fomentar y facilitar la interacción en ese Parque Fadura del futuro próximo será, sin duda, un elemento motor en el proceso.
El paradigma intercultural, tal y como lo plantea Intercultural Cities (Programa del Consejo de Europa), se materializa en un modelo de gobernanza y una estrategia de ciudad que reconoce y pone en valor la diversidad cultural en su territorio (por virtud de migraciones y hoy más que nunca del desplazamiento forzado de personas que buscan refugio). Pero, más allá del reconocimiento, la ventaja de la diversidad se materializa cuando se apuesta por la gestión activa y positiva de la misma.
La promoción de la interacción entre personas de orígenes culturales diversos (autóctonas o extranjeras), la prevención de la discriminación/segregación y la generación de confianza son claves para conseguir ciudades inclusivas y socialmente cohesionadas. Fadura forma parte del imaginario colectivo de Getxo como un centro para el deporte. Decía Sebastian Coe que el deporte es el trabajador social oculto. Me atrevería a decir que el deporte, la cultura y el disfrute del espacio público forman un equipo de mayor rendimiento en lo que se refiere a participación ciudadana e inclusión social.
Existe una importante parte de la comunidad getxotarra con orígenes nacionales y culturales diversos, con usos y cosmovisiones diferentes que se manifiestan y cobran un sentido muy especial en el espacio público. El Getxo del siglo XXI reconoce que en ese contexto hay un espacio de oportunidad para la creación de comunidad, para la innovación y la creatividad, pero también para el desarrollo económico social y cultural de la ciudad.
Es importante que este proceso cuente con la voz y participación activa de las personas de origen extranjero que forman parte de esta comunidad patrimonial (utilizando la denominación del Consejo de Europa y la Convención de Faro); y es importante prestar atención a las herramientas que propicien el diálogo intercultural. El marco legal es restrictivo con la participación política de las personas extranjeras; sin embargo, los mecanismos de participación ciudadana pueden ser enormemente reparadores. Si el proceso mima este aspecto es muy probable que el resultado y el futuro parque sea un reflejo de ese proceso. Fadura también puede ser un lugar desde el que construir una identidad compartida en un contexto de diversidad.